El 15 de diciembre de 2010 se inauguró el nuevo Museo Diocesano de Barbastro, culminando un trabajo que pone de manifiesto la determinación de la Diócesis de Barbastro-Monzón y de todo Aragón por mantener, respetar y conservar su patrimonio. Hay que recordar que anteriormente, el primer museo diocesano se inauguró en 1978 en el piso de arriba de la sacristía de la
Catedral de Barbastro, que hasta la fecha había albergado los archivos del Cabildo. En él se incluían las piezas recopiladas a lo largo de las décadas de los años 60 y 70 por las parroquias, no sólo de
la Comarca del Somontano, sino de toda la diócesis cuyos pueblos iban quedando despoblados, y que corrían el peligro de desaparecer.
El nuevo museo se distribuye en tres plantas a lo largo del Palacio Episcopal, que ha conservado en parte su aspecto exterior de estilo
renacentista aragonés; y responde a unas normas y características propias de la museografía actual, más accesible para el
turismo y para el visitante, presentando las piezas con mejor iluminación y mejor información. Es una muestra de la cultura y del arte religioso pirenaico, de la zona que comprende la diócesis, sobre todo de montaña y rural. En su mayor parte las obras proceden de artistas de ámbito local o comarcal y hay también algunas otras procedentes de monasterios, con mayor calidad artística.
Este museo con sus 900 metros cuadrados expositivos, muestra 276 piezas de arte sacro y vestigios arqueológicos de Barbastro y su entorno catedralicio, a los que habría que añadir las 112 piezas en litigio con el Museo Diocesano de Lleida, que recogen la historia de los municipios que comprende la Diócesis Barbastro-Monzón a través de la imaginería religiosa y en el que se han invertido más de diez millones de euros; sumándose a otras instalaciones de este tipo en Aragón, como el museo de Jaca y el de Alcañiz. Este espacio museístico ha sido instalado en el Palacio Episcopal de Barbastro, que ha sufrido una reforma radical para este uso. Se ha construido de nuevo el interior, preservando las fachadas, los artesonados y una pequeña capilla barroca; y que también ha incluido el entorno de la catedral y gracias a la cual el Palacio también alberga los archivos históricos municipal y diocesano, archivo capitular, las oficinas de la sede administrativa del obispado y de la diócesis, y la residencia del obispo.
Entre las obras más destacadas de la colección del museo diocesano, se pueden citar al pantocratror de Villamana, el altar de plata de la catedral de Barbastro, el conjunto de cruces parroquiales, en escultura el conjunto de vírgenes del siglo XIV, y en pintura el retablo gótico de Abi, que procedía del monasterio de San Pedro de Tabernas y que fue obra del artista
Pedro García de Benabarre. Por otro lado, fuera del museo pero en el interior de la catedral, se encuentra expuesto el pantocrátor de Vió, una de las joyas del románico tardío de la colección artística de la diócesis, y que no se pudo colocar por sus dimensiones dentro del museo pero que también debe formar parte de la visita al espacio museístico.
A pesar de la imposibilidad temporal de exponer las piezas retenidas en Lleida, en su lugar se han colocado carteles con las fotografías a un tamaño discreto y una pequeña leyenda en la que se describe la obra, su datación, su procedencia y su actual enclave. La selección se ha realizado teniendo en consideración las más valiosas, que coinciden con la reciente declaración de
Bien de Interés Cultural realizada por el Gobierno de Aragón.
Las 25 obras fotografiadas se difuminan, a lo largo y ancho de las tres plantas del museo, con el resto de piezas de acuerdo al discurso museográfico que responde a criterios cronológicos. La mayor parte de ellas se encuentra en la primera planta, la que hace referencia a la iglesia rural y en la que se exponen varias tallas, tablas, pinturas murales y retablos de los estilos románicos y góticos. Nada más acceder a esta planta podemos encontrar el frontal de San Hilario, una madera tallada, estucada y policromada del siglo XII procedente de Boira. Además en esta primera planta nos encontraremos con: el sarcófago de Cristo en Majestad, flanqueado por dos escudos, obra en piedra labrada del siglo XIV, de Nachá; el frontal del altar de San Vicente Martir, realizado en la segunda mitad del siglo XIII en madera, con estuco, estaño y temple, y procedente de Treserra; la arqueta de madera en estuco dorado y policromado y hiero forjado, del siglo XIV y procedente de Buira; una talla de la virgen María del taller de Bartolomé Rubio, en piedra labrada y policromada, realizada en la segunda mitad del siglo XIV de Zaidín (una de las piezas más valiosas); una talla en madera de Santa Ana, policromada de la primera mitad del siglo XV procedente de Capella; una talla en madera de San Miguel, policromada, del siglo XIV de Villacarli; de Villacarli también son dos piezas más, una tabla de San Pablo, del círculo de Pedro García de Benabarre, realizada en temple sobre madera del siglo XV; y una tabla sobre madera del mismo círculo de San Pedro, del siglo XV; un Calvario atribuido a Pedro García de Benabarre, del siglo XV, de Tamarite de Litera; una predela de retablo de Pedro García de Benabarre en temple sobre madera, del siglo XV de Zaidín; un retablo del Nacimiento y la Epifanía de Jaime Ferrer I, en temple sobre madera de pino, del segundo tercio del siglo XV de Binaced; un temple sobre madera de San Martín Obispo, del maestro de Alfajarín, del último cuarto del siglo XV de Lascuarre; una tabla central de un retablo de San Blas, de Jaume Ferrer II, en temple sobre madera de mediados del XV de Algayón; una pedrela de retablo en óleo sobre tabla de principios del siglo XVI de Monzón; un retablo de San Antonio Abad, atribuido a Jaume Ferrer I, en temple sobre madera de pino del siglo XV de Monzón; un retablo de San Cristobal, en temple sobre madera del último cuarto del siglo XV de Santaliestra; y una pedrela de retablo, de Pedro García de Benabarre, en temple sobre madera del último cuarto del siglo XV de Zaidín.
Tras la primera planta se encuentra un gran rellano convertido en la segunda planta y dedicado a la orfebrería litúrgica. Aquí también podemos encontrar entre las vitrinas fotografías de las piezas en depósito en Lérida como una custodia de metal blanco y plata del siglo XIX de Bafaluy; un hostiario en hierro forjado y burrilado del siglo XIV de Azanuy; un bol de estaño del siglo XIV de Benavente de Aragón; un píxide de plata del siglo XVII de Puebla de Mon; un cáliz y patena de plata repujada y sobredorada del siglo XVII de Abenozas; y otro cáliz y patena de plata sobredorada del siglo XVII de Bafaluy.
Ya en la tercera planta, de dimensiones similares a la primera, se encuentran las cuatro últimas piezas, cuatro tablas del municipio Binaced - Valcarca. Las dos primeras, San Pedro y San Pablo, son dos pinturas sobre madera de pino del siglo XVI de Binaced; y las dos restantes son dos óleos sobre madera entrelada del segundo tercio del siglo XVII de Valcarca que representan también a San Pedro y San Pablo.
El museo se completa con los vestigios arqueológicos que hablan del pasado árabe de la ciudad del Vero, que recoge la muestra de las piezas que aparecieron en el entorno de la Catedral, en las catas realizadas en el centro de la UNED, del barrio musulmán del Entremuro y de los campos de San Juan y Santa Bárbara. En su mayoría se tratan de piezas de cerámica. También es de destacar varios audiovisuales sobre los límites geográficos de la diócesis, sus iglesias y la capital del Somontano.
El museo está dotado con modernos equipamientos y servicios para llevar a cabo la más correcta conservación, investigación y difusión del patrimonio de la diócesis, a través de un montaje muy contemporáneo, convirtiéndose en un referente del arte sacro, tanto en España como en el extranjero, por su valor estético y cultural.
Además, fuera del Palacio Episcopal, la oferta expositiva del Museo Diocesano se completa con los restos del denominado en su día 'jardín arqueológico' sito en las inmediaciones de la Seo. Entre los restos más destacados se encuentran vestigios del pasado musulmán de la ciudad y de la antigua iglesia previa a la construcción de la catedral. Asimismo, también se exponen lápidas funerarias de época romana.
El Patronato del museo está compuesto por el Obispado de Barbastro-Monzón, y por las instituciones públicas del Ayuntamiento de Barbastro, el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca.
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El 15 de diciembre de 2010 se inauguró el nuevo Museo Diocesano de Barbastro, culminando un trabajo que pone de manifiesto la determinación de la Diócesis de Barbastro-Monzón y de todo Aragón por mantener, respetar y conservar su patrimonio. Hay que recordar que anteriormente, el primer museo diocesano se inauguró en 1978 en el piso de arriba de la sacristía de la Catedral de Barbastro, que hasta la fecha había albergado los archivos del Cabildo. En él se incluían las piezas recopiladas a lo largo de las décadas de los años 60 y 70 por las parroquias, no sólo de la Comarca del Somontano, sino de toda la diócesis cuyos pueblos iban quedando despoblados, y que corrían el peligro de desaparecer.
El nuevo museo se distribuye en tres plantas a lo largo del Palacio Episcopal, que ha conservado en parte su aspecto exterior de estilo renacentista aragonés; y responde a unas normas y características propias de la museografía actual, más accesible para el turismo y para el visitante, presentando las piezas con mejor iluminación y mejor información. Es una muestra de la cultura y del arte religioso pirenaico, de la zona que comprende la diócesis, sobre todo de montaña y rural. En su mayor parte las obras proceden de artistas de ámbito local o comarcal y hay también algunas otras procedentes de monasterios, con mayor calidad artística.
Este museo con sus 900 metros cuadrados expositivos, muestra 276 piezas de arte sacro y vestigios arqueológicos de Barbastro y su entorno catedralicio, a los que habría que añadir las 112 piezas en litigio con el Museo Diocesano de Lleida, que recogen la historia de los municipios que comprende la Diócesis Barbastro-Monzón a través de la imaginería religiosa y en el que se han invertido más de diez millones de euros; sumándose a otras instalaciones de este tipo en Aragón, como el museo de Jaca y el de Alcañiz. Este espacio museístico ha sido instalado en el Palacio Episcopal de Barbastro, que ha sufrido una reforma radical para este uso. Se ha construido de nuevo el interior, preservando las fachadas, los artesonados y una pequeña capilla barroca; y que también ha incluido el entorno de la catedral y gracias a la cual el Palacio también alberga los archivos históricos municipal y diocesano, archivo capitular, las oficinas de la sede administrativa del obispado y de la diócesis, y la residencia del obispo.
Entre las obras más destacadas de la colección del museo diocesano, se pueden citar al pantocratror de Villamana, el altar de plata de la catedral de Barbastro, el conjunto de cruces parroquiales, en escultura el conjunto de vírgenes del siglo catorce, y en pintura el retablo gótico de Abi, que procedía del monasterio de San Pedro de Tabernas y que fue obra del artista Pedro García de Benabarre. Por otro lado, fuera del museo pero en el interior de la catedral, se encuentra expuesto el pantocrátor de Vió, una de las joyas del románico tardío de la colección artística de la diócesis, y que no se pudo colocar por sus dimensiones dentro del museo pero que también debe formar parte de la visita al espacio museístico.
A pesar de la imposibilidad temporal de exponer las piezas retenidas en Lleida, en su lugar se han colocado carteles con las fotografías a un tamaño discreto y una pequeña leyenda en la que se describe la obra, su datación, su procedencia y su actual enclave. La selección se ha realizado teniendo en consideración las más valiosas, que coinciden con la reciente declaración de Bien de Interés Cultural realizada por el Gobierno de Aragón.
Las 25 obras fotografiadas se difuminan, a lo largo y ancho de las tres plantas del museo, con el resto de piezas de acuerdo al discurso museográfico que responde a criterios cronológicos. La mayor parte de ellas se encuentra en la primera planta, la que hace referencia a la iglesia rural y en la que se exponen varias tallas, tablas, pinturas murales y retablos de los estilos románicos y góticos. Nada más acceder a esta planta podemos encontrar el frontal de San Hilario, una madera tallada, estucada y policromada del siglo doce procedente de Boira. Además en esta primera planta nos encontraremos con: el sarcófago de Cristo en Majestad, flanqueado por dos escudos, obra en piedra labrada del siglo catorce, de Nachá; el frontal del altar de San Vicente Martir, realizado en la segunda mitad del siglo trece en madera, con estuco, estaño y temple, y procedente de Treserra; la arqueta de madera en estuco dorado y policromado y hiero forjado, del siglo catorce y procedente de Buira; una talla de la virgen María del taller de Bartolomé Rubio, en piedra labrada y policromada, realizada en la segunda mitad del siglo catorce de Zaidín, una de las piezas más valiosas; una talla en madera de Santa Ana, policromada de la primera mitad del siglo quince procedente de Capella; una talla en madera de San Miguel, policromada, del siglo catorce de Villacarli; de Villacarli también son dos piezas más, una tabla de San Pablo, del círculo de Pedro García de Benabarre, realizada en temple sobre madera del siglo quince; y una tabla sobre madera del mismo círculo de San Pedro, del siglo quince; un Calvario atribuido a Pedro García de Benabarre, del siglo quince, de Tamarite de Litera; una predela de retablo de Pedro García de Benabarre en temple sobre madera, del siglo quince de Zaidín; un retablo del Nacimiento y la Epifanía de Jaime Ferrer primero, en temple sobre madera de pino, del segundo tercio del siglo quince de Binaced; un temple sobre madera de San Martín Obispo, del maestro de Alfajarín, del último cuarto del siglo quince de Lascuarre; una tabla central de un retablo de San Blas, de Jaume Ferrer segundo, en temple sobre madera de mediados del quince de Algayón; una pedrela de retablo en óleo sobre tabla de principios del siglo dieciséis de Monzón; un retablo de San Antonio Abad, atribuido a Jaume Ferrer primero, en temple sobre madera de pino del siglo quince de Monzón; un retablo de San Cristobal, en temple sobre madera del último cuarto del siglo quince de Santaliestra; y una pedrela de retablo, de Pedro García de Benabarre, en temple sobre madera del último cuarto del siglo quince de Zaidín.
Tras la primera planta se encuentra un gran rellano convertido en la segunda planta y dedicado a la orfebrería litúrgica. Aquí también podemos encontrar entre las vitrinas fotografías de las piezas en depósito en Lérida como una custodia de metal blanco y plata del siglo diecinueve de Bafaluy; un hostiario en hierro forjado y burrilado del siglo catorce de Azanuy; un bol de estaño del siglo catorce de Benavente de Aragón; un píxide de plata del siglo diecisiete de Puebla de Mon; un cáliz y patena de plata repujada y sobredorada del siglo diecisiete de Abenozas; y otro cáliz y patena de plata sobredorada del siglo diecisiete de Bafaluy.
Ya en la tercera planta, de dimensiones similares a la primera, se encuentran las cuatro últimas piezas, cuatro tablas del municipio Binaced - Valcarca. Las dos primeras, San Pedro y San Pablo, son dos pinturas sobre madera de pino del siglo dieciséis de Binaced; y las dos restantes son dos óleos sobre madera entrelada del segundo tercio del siglo diecisiete de Valcarca que representan también a San Pedro y San Pablo.
El museo se completa con los vestigios arqueológicos que hablan del pasado árabe de la ciudad del Vero, que recoge la muestra de las piezas que aparecieron en el entorno de la Catedral, en las catas realizadas en el centro de la UNED, del barrio musulmán del Entremuro y de los campos de San Juan y Santa Bárbara. En su mayoría se tratan de piezas de cerámica. También es de destacar varios audiovisuales sobre los límites geográficos de la diócesis, sus iglesias y la capital del Somontano.
El museo está dotado con modernos equipamientos y servicios para llevar a cabo la más correcta conservación, investigación y difusión del patrimonio de la diócesis, a través de un montaje muy contemporáneo, convirtiéndose en un referente del arte sacro, tanto en España como en el extranjero, por su valor estético y cultural.
Además, fuera del Palacio Episcopal, la oferta expositiva del Museo Diocesano se completa con los restos del denominado en su día 'jardín arqueológico' sito en las inmediaciones de la Seo. Entre los restos más destacados se encuentran vestigios del pasado musulmán de la ciudad y de la antigua iglesia previa a la construcción de la catedral. Asimismo, también se exponen lápidas funerarias de época romana.
El Patronato del museo está compuesto por el Obispado de Barbastro-Monzón, y por las instituciones públicas del Ayuntamiento de Barbastro, el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca.
Gracias por su audición.
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Muchas gracias.
1 comentarios:
El 15 de diciembre de 2010 se inaguró el nuevo Museo Diocesano de Barbastro, culminando un trabajo que pone de manifiesto la determinación de la Diócesis de Barbastro-Monzón y de todo Aragón por mantener, respetar y conservar su patrimonio. Hay que recordar que anteriormente, el primer museo diocesano se inauguró en 1978 en el piso de arriba de la sacristía de la Catedral de Barbastro, que hasta la fecha había albergado los archivos del Cabildo. En él se incluían las piezas recopiladas a lo largo de las décadas de los 60 y 70 por las parroquias, no sólo de la Comarca del Somontano, sino de toda la diócesis cuyos pueblos iban quedando despoblados, y que corrian el peligro de desaparecer.
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