Santuario de Torreciudad (VIII): El Sendero de los Dolores y Gozos de San José. (Primera Parte)

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El Sendero de los Dolores y Gozos de San José en el Santuario de Torreciudad (Somontano, Huesca, Aragón, España)

El acceso a la ermita discurre por el sendero de los dolores y gozos de San José, con cerámicas de azulejos siendo obras de Palmira Lagüens. Por un costado, a la izquierda de la explanada que recibe a los peregrinos, desciende un camino empedrado que baja a la antigua ermita de Torreciudad. Y en ese camino, a mitad de ladera, se encuentran colocadas como contrafuertes, resguardadas del viento por una hilera de pinos y litoneros, las representaciones en azulejos de los Dolores y Gozos de San José.


Los Dolores y Gozos se pueden meditar, uno a uno, durante los siete domingos que preceden al 19 de marzo, o bien se puede hacer el ejercicio completo recorriendo las catorce escenas en el camino de Torreciudad. Para ganar la Indulgencia plenaria basta rezar esas oraciones con un Padrenuestro, Avemaría y Gloria al final de cada una de ellas.

El Beato Jenaro Sarnelli (1702-1744), discípulo de San Alfonso María de Ligorio, fue quien inició esta piadosa devoción a San José, a la que los Papas Gregorio XVI y Pío IX enriquecieron con diversas indulgencias.

Primer dolor

Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18)

José se sabía verdaderamente afortunado por haber encontrado a María, una mujer que pensaba como él y tenía a Dios como valor más importante de su vida. Reconoce y agradece los designios de la Providencia divina. Pero según las costumbres judías, el 'desposorio' que duraba aproximadamente año o año y medio, no llevaba consigo la vida común. Cuando el esposo la llevaba a su propia casa comenzaban a vivir matrimonialmente.

En medio de su deseo por agradar a Dios y amar a su esposa observa con sorpresa que María espera un niño. ¿Qué significa aquello? María era una mujer muy especial y en ese momento sospecha que algo grande ha debido suceder; un misterio divino como tantos otros que recoge la Biblia.

El corazón de José se inunda de pena y, sin difamarla, decide repudiarla en secreto. Es un desgarro para él dejar a la persona de quien está enamorado; tener que desaparecer. El primer dolor en su joven vida, es una hora difícil. Duda y angustia se entremezclan en él.

Primer gozo

El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús (Mt 1, 20-21).

El dolor debió trastocarse en gozo, la tristeza en alegría. A José se le hace entender que María ha concebido virginalmente y no sólo no debe abandonarla, sino que, siendo su esposo, el Salvador nacerá en el seno de una familia, de la cual él será el padre, pues debe poner el nombre al Niño.

Gozo inmenso al conocer su misión: cuidar al Mesías prometido. Se le pide no separarse de Jesús ni de María. El dolor ha dado paso a la alegría desbordante y se va corriendo a contar a su esposa lo que acaba de descubrir: su vocación.

Antes José se sentía afortunado, pero al comprender los planes divinos siente una alegría mayor. José mira con inmenso cariño a María y agradece a Dios haberle escogido a él para contemplar y participar en tales sucesos divinos.

Segundo dolor

Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11).

El carpintero de Nazaret debió haber preparado la mejor de las cunas para el Hijo de Dios. Pero un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio, cambia sus planes. Deben bajar a Judea, concretamente a Belén, puesto que descienden de la casa de David. Su afán por encontrar lugar apropiado, dada la situación en que se encuentra María, no tiene éxito. José se entristece en este segundo dolor, pero no se amilana.

Conocedor de la geografía betlenita, encuentra una gruta a las afueras de Belén. Todo es providencial para el alumbramiento de María, aunque la pobreza sea la luz bajo la cual hay que contemplar el Nacimiento del Redentor. Unos pañales, un pesebre... eso es todo. Pobreza que hace sufrir igualmente a José.

Segundo gozo

Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre (Lc 2,16).

Cuando nace un niño se olvidan los sufrimientos porque ahí delante, sonriendo, está ese don del cielo que es la vida humana. José, además, tiene delante de sí al Hijo de Dios. Siente la alegría de tener a Dios cerca, muy cerca.

Van llegando unos pastores que, por indicación de ángeles, quieren ver al Salvador. Y se organiza la fiesta con panderetas y zambombas porque también ellos han encontrado al Niño Dios. El canto de miles de coros angélicos envuelve las voces de los pastores, manifestando que es fiesta en el cielo y en la tierra. José y María se admiran, y con el gozo consecuente, meditan estas cosas en su corazón.

Tercer dolor

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno (Lc 2,21).

Los niños judíos eran circuncidados a los ocho días de nacer. Era un modo concreto de insertarse en el pueblo, derramando la primera sangre. Significaba la unión con la Alianza hecha por Dios con Abraham. San José cumple este primer deber religioso de padre y, con el rito de la circuncisión, ejerce su derecho sobre Jesús. Las primicias de esta sangre apuntan de algún modo a la Alianza Nueva que el mismo Salvador realizará con su muerte en cruz. Este derramamiento de sangre ahora, repercutió dolorosamente en el corazón de San José.

Tercer gozo

Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1, 21).

San Mateo en su evangelio consigna que corresponde a José imponer el nombre a Jesús. Con ello se declara, por una parte, su paternidad legal. Y, por otra, se designa la misión salvadora que tiene el hijo que nacerá de su esposa. Jesús es un vocablo hebreo cuyo significado es 'Yavé salva'. Jesús será, pues, el Salvador. Es el nombre que María y José repetirán frecuentemente en el hogar de Nazaret. Pero este Niño no va a quitar los males que aquejan a la humanidad, porque mientras haya pecados, el sufrimiento podrá servir de purificación y de corredención.

Toda la vida de Jesús será camino salvador, y especialmente en la Cruz y la Resurrección se abrirán las compuertas de las aguas de la salvación. El nombre confiado a José por el ángel, que muestra con plenitud su significado auténtico. Con extraordinario gozo cumplió esta orden el humilde José.

Artículos y audioguías relativas al Santuario de Torreciudad:

- (I). Introducción.
- (II). Origen.
- (III). La antigua ermita.
- (IV). El templo.
- (V). El retablo.
- (VI). La imagen de Ntra. Señora.
- (VII). El órgano.
- (VIII). Sendero de los Dolores y Gozos de San José. (1ª parte).
- (IX). Sendero de los Dolores y Gozos de San José. (2ª parte).


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