Ermita de San Gregorio en Alquézar

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Ermita de San Gregorio en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Siguiendo las indicaciones situadas en el camino que parte hacia San Pelegrín, junto a las piscinas municipales de Alquézar, es posible llegar andando a la ermita de San Gregorio, ubicada a 765 metros sobre el nivel del mar, y desde la que se divisa una excelente panorámica de los tejados de la villa de Alquézar y del cañón del río Vero, excelente para la toma de unas buenas fotografías y para la práctica del turismo libre. También es accesible con vehículo, y pensando en las personas con problemas de movilidad, a través del Camino a Sevil que parte de la calle de arriba, o de Radiquero, que da acceso a la zona de aparcamiento en la parte alta de Alquézar.


La construcción de esta ermita puede fecharse en el siglo XVIII. Sin embargo, durante la Guerra Civil fue destruida y posteriormente restaurada gracias al trabajo y la colaboración de las gentes del pueblo con el párroco a la cabeza. Aquel que no podía aportar su trabajo para la reconstrucción, aportaba dinero. La campana también fue una aportación de dos familias del lugar. Como las mujeres de las familias se llaman Rosa y Cristina, a la campana se le decidió poner el nombre de Rosa-Cristina.

El primer domingo de mayo se celebra San Gregorio y es tradicional la romería que se realiza desde Alquézar.

San Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia patricia romana, convertida al cristianismo desde hacía muchos años. Gregorio estaba destinado a una carrera secular, y recibió una sólida formación intelectual. Oficialmente se le adjudica la invención del concepto de 'Purgatorio'. Se dedicó a la política de joven, y en el año 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma. Pero, inquieto sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su vocación religiosa, renunció pronto a este cargo y se hizo monje. Tras la muerte de su padre, en el año 575 transformó su residencia familiar ubicada en el Monte Celio en un monasterio bajo la advocación de San Andrés. Trabajó con constancia para propagar la regla benedictina y llegó a fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su familia en Roma y en Sicilia. En el año 579 el papa Pelagio II lo ordena diácono y lo envía como apocrisiario (una especie de embajador) a Constantinopla, donde permanece unos seis años y establece muy buenas relaciones con la familia del emperador Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental. Gregorio regresa a Roma en el año 585 y se retira nuevamente al monasterio. Después solicitó permiso para ir a evangelizar a Inglaterra. Pero al saber el pueblo de Roma de sus intenciones, le pidieron al Papa que no lo dejara ir. Ocupó desde entonces el cargo de secretario de Pelagio II hasta la muerte de éste a causa de la peste en febrero del año 590, tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.

El edificio de la ermita es de nave única rectangular, cubierta con bóveda de cañón rebajado, reforzada con arcos fajones cuyo empuje contrarrestan al sur cuatro contrafuertes en talud.

En el muro norte se adosan ruinas de lo que fue la casa del ermitaño, habitada hasta los primeros años del siglo pasado. La fachada oeste contiene un vano cuadrado y la puerta de ingreso con arco de medio punto de ladrillo que abre al lado sur.

Sobre el muro oeste se eleva la espadaña de ladrillo, de un solo hueco con arco de medio punto que arranca de imposta. Los materiales utilizados son sillares en cantoneras y ladrillo en los muros. La cubierta está realizada en teja. Se comenta, que antiguamente cuando oscurecía, el ermitaño tocaba 'La Campana de los Perdidos' para orientar a los caminantes, esto mismo sucedía cuando había niebla, o también cuando se acercaba una tormenta. De este modo los agricultores de la zona eran advertidos para que se pudieran poner a refugio. De ahí que entre los lugareños correría de boca en boca un famoso dicho de respecto y agradecimiento: 'El ermitaño San Gregorio por beber agua enfermó y el medico le dijo: bebe vino, agua no'.

En el cruce del sendero que sube a la ermita podemos encontrar una perfecta recreación de una sencilla caseta de pastor típica de la Sierra de Guara y de la Comarca del Somontano, que utilizaban para descansar y refugiarse de las inclemencias del tiempo.

Junto a la ermita se encuentra el Muladar o comedero de aves necrófagas donde se encuentra un observatorio al pie del Camino Natural del Somontano. Este observatorio ha sido construido teniendo especial cuidado para integrarlo perfectamente y mimetizarlo con el paisaje, desde el que se puede disfrutar del avistamiento de las especies carroñeras que bajan a comer a este muladar. Se recomienda llevar prismáticos para practicar y disfrutar de una mejor observación.


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2 comentarios:

descubre.somontano dijo...

Siguiendo las indicaciones situadas en el camino que parte hacia San Pelegrín, junto a las piscinas municipales de Alquézar, es posible llegar andando a la ermita de San Gregorio, ubicada a 765 metros sobre el nivel del mar, y desde la que se divisa una excelente panorámica de los tejados de la villa de Alquézar y del cañón del río Vero, excelente para la toma de unas buenas fotografías.

Anónimo dijo...

Hago la petición de que cambien la fotografía. La que han puesto corresponde a la iglesia de San Pelegrín. Que nada tiene que ver con la de San Gregorio