Ruta de Santa María de Dulcis en Buera

Ruta de Santa María de Dulcis en Buera (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Duración aproximada: 2 horas en total si se realiza a pie.
Dificultad: Ninguna, ya que se trata de un camino asfaltado.
Época: Todo el año.
Longitud: 4 kilómetros en total.
Punto de partida: calle Mayor de la localidad de Buera.
Desnivel acumulado: 40 metros.
Recomendaciones: Aunque en el Santuario de Dulcis hay una fuente, se recomienda llevar algo de agua para el camino.

Buera es un lugar excelente para realizar sencillos itinerarios por las onduladas serranías del norte de la Comarca del Somontano, en las que sorprende la diversidad de colores y formas, como si de un mosaico se tratara. A través de la ruta de Santa María de Dulcis también es posible conocer importantes elementos artísticos y etnográficos integrados en el Parque Cultural del Río Vero.


Antes de partir de Buera es conveniente pedir la llave del Santuario de Dulcis en casa de Ana (Cl/ Mayor, número 1). De la calle Mayor, situada a la entrada de la localidad, parte el camino asfaltado que debemos tomar. A lo largo del recorrido existen varios paneles interpretativos, en los que se ofrece una valiosa información de los diferentes elementos de interés.

En primer lugar se atraviesa el Llano de San Juan, donde se extienden los campos de cultivo limitados por viejos muros de piedra. A lo lejos pueden verse las siluetas inconfundibles de la Sierra de Guara, de la Sierra de Sevil y de la villa medieval de Alquézar. A 700 metros de Buera encontramos la ermita de San Juan Bautista, lugar donde se reúnen, el domingo más próximo a cada 24 de Junio, los jóvenes y mayores de Buera a saborear los bocadillos, tortas y vinos que las Mairalesas preparan para la fiesta de San Juan.

De la misma ermita, en un desvío a la izquierda, parte el camino que conduce, en tan sólo 5 minutos, al magnífico Pozo de hielo de 'Os Moros', obra de planta circular y grandes dimensiones, cubierta con una hermosa cúpula totalmente construida en piedra y semienterrada a un nivel inferior al suelo.

Según la tradición allí se ponían en su interior placas de hielo cogidas del barranco, estando cada capa de placas de hielo, separada de la siguiente por capas de paja. Estas láminas recias de hielo eran usadas en verano para refrescar. Comentan los más mayores de la zona que este hielo era transportado por la noche para ser usado por los jefes musulmanes residentes en el castillo de Alquézar. Este pozo podría perfectamente ser romano y no árabe. El hielo y la nieve eran muy apreciados, especialmente desde finales del siglo XVI, llegando a convertirse en una fuente de ingresos económicos esenciales para los Concejos que disponían de ellos.

De nuevo es necesario regresar a la ermita de San Juan para proseguir la ruta que conduce al Santuario de Nuestra Señora de Dulcis, testigo del continuo ir y venir de multitud de peregrinos jacobeos que hacían un alto en el camino. Situado en un bello paraje poblado de encinares y quejigales, y en una pequeña explanada donde, oculta entre centenarios olivos y esbeltos pinos, se alza una sobria ermita de austeros muros, guardianes de un auténtico tesoro mudéjar para todos los amantes del arte.

El Santuario de Santa María de Dulcis data del año 1610, y está construida sobre un antiguo templo románico. Según la leyenda, tras la expulsión de los moros de estas tierras durante la reconquista, la imagen de la Virgen apareció sobre un panal de miel, siendo éste el origen de su advocación. El recinto era un importante centro espiritual que dependía de la cercana Colegiata de Alquézar, y un punto de descanso para viajeros y peregrinos.

La casa donde vivían los monjes encargados de su cuidado, y una pequeña hospedería con cuadras; sin embargo, actualmente sólo queda en pie la ermita, aunque podemos llegar a intuir la importancia del lugar al contemplar los grandes arcos de la antigua hospedería, que se resisten a caer en el olvido. Pero es en el interior, donde el lugar sorprenderá más al viajero con sus yeserías mudéjares. La vista se pierde entre entramados geométricos imposibles, para terminar fijándose en la bóveda, el auténtico corazón de la ermita.

Junto al templo existe un área de descanso, con fuente y paneles de información para el turismo. También se sitúa el singular 'Bosque de los Olivos', representativo de la importancia que tiene este cultivo en la zona, y donde es posible conocer las 13 variedades de olivo existentes en estas tierras: Royal, Negral, Alía, Alquezara, Gordal, Cerruda, Alquezrana, Neral, Piga, Arbequina, Blancal, Panseñera, Verdeña y Empeltre.

Del santuario parte el camino que conduce al Mirador de la Barraca, desde el que puede disfrutarse de excelentes panorámicas de este sector del Somontano. Pocos metros más adelante es posible tomar el camino que enlaza con el de regreso a Buera.

Desde el Camino de Dulcis es posible realizar otras rutas senderistas señalizadas, como acceder a Colungo a través del Sendero Histórico, o a Salas Altas siguiendo la Ruta de las ermitas del Somontano.

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1 comentarios:

descubre.somontano dijo...

Buera es un lugar excelente para realizar sencillos itinerarios por las onduladas serranías del norte de la Comarca del Somontano, en las que sorprende la diversidad de colores y formas, como si de un mosaico se tratara. A través de la ruta de Santa María de Dulcis también es posible conocer importantes elementos artísticos y etnográficos integrados en el Parque Cultural del Río Vero.