La iglesia de Santa María fue consagrada el año 1099, en época del Abad Galindo, y dotada por el rey Pedro I de Aragón y Navarra. La parte norte del claustro data de esta época.
La actual Colegiata de Santa María de Alquézar es un templo gótico tardío, levantado entre 1525 y 1532 a expensas de la iniciativa municipal, por el arquitecto Juan de Segura, maestro que por entonces dirigía las obras de la Catedral de Barbastro. Es fruto de la remodelación de un templo anterior románico, del cual queda el atrio que le daba acceso, integrado hoy en el claustro.
De la época románica se conserva en parte el muro sur y el atrio porticado que lo precedía, compuesto por cuatro arcos desiguales de medio punto, sostenidos a su vez por columnas pareadas y convertido posteriormente en un ala del pequeño claustro. Presenta seis capiteles, del siglo XII, de tosca talla e inusual iconografía en la Península, en especial dos representaciones de la Trinidad, y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, en su disposición de izquierda a derecha: (1) La Teofanía de Mambré con los tres mensajeros de Dios, Abraham sacrificando un cordero, Sara amasando harina y el sacrificio de Isaac. (2) Obispo revestido de pontifical, hombre tirando de un animal, santo entre dos diáconos, hombre sosteniendo un cubo, hombre con un rollo. (3) La Asunción de la Virgen María. (4) Lucha de pájaros, cabezas de hombres y animales, ángel de pie. (5) Adán y Eva delante del árbol del Bien y del Mal, Adán arando, Caín y Abel, santo obispo, el Buen Pastor. (6) San Juan Bautista, la danza de Salomé. Las escenas correspondientes al Génesis encierran toda una reflexión teológica. Las figuras se adaptan al marco adquiriendo extrañas posturas y predomina la idea sobre la forma, lo que da lugar a imágenes simbólicas, casi expresionistas. Algunos relieves conservan parte de la policromía original, pues en los siglos del románico la pintura completaba el trabajo de los canteros.
En el siglo XIV se construyeron tres crujías para el claustro, integrando en él las arcadas del atrio románico. Su planta trapezoidal es irregular por adecuarse al escaso espacio disponible formado por el antiguo atrio, el pasillo más corto, y tres alas porticadas con arcos de medio punto, apeados en columnas pareadas. La planta superior está construida en ladrillo con ventanas semicirculares que datan del siglo XI. Los muros del claustro se decoran a fines del siglo XV y principios del XVI con pinturas murales dispuestas en dos hileras compartimentadas. La inferior es la más antigua y representa la infancia de Cristo. La superior representa la Pasión. La disposición iconográfica se interrumpe para presentar la Crucifixión y la figura de San Pablo.
La capilla de Santa Ana, abierta al claustro, es fiel reflejo del crisol de culturas que fue la Comarca del Somontano en el siglo XVI. Y es que en su portada, ricamente decorada con estucos, aparecen elementos góticos, mudéjares y renacentistas.
Una bella portada gótica con doble arco conopial, truncado el inferior y ojival el superior y con un tímpano en la que ángeles músicos flanquean a la Virgen con el Niño, da acceso a la iglesia desde el claustro por la fachada Sur. En el siglo XVII este edificio fue alterado por deseo de la familia Lecina, que pagó la capilla de San Nicóstrato en 1638, con yeserías mudéjares de gran importancia. La iglesia es un edificio de una sola nave con tres tramos, más el coro al oeste y el ábside poligonal de cinco lados. Posee capillas entre los contrafuertes, siendo las del lado norte más profundas.
Las bóvedas de crucería estrellada que cubren la nave y su cabecera poligonal, concentran la decoración de la arquitectura interior del templo, completamente desnudo de ornato. El retablo mayor, de estilo renacentista y del siglo XVI, con columnas salomónicas, es una gran estructura arquitectónica realizada en madera y equipada con gran cantidad de imágenes esculpidas que después fueron pintadas y doradas. En la calle central aparece la Virgen, titular del templo, en el momento de ascender a los cielos. En el banco, se representan imágenes de la Pasión de Cristo. Se concibió como un monumental sagrario, puesto que tras el óculo central estaba permanentemente expuesto el Santísimo Sacramento. El altar de plata corresponde al siglo XVII. Cabe destacar el retablo de San Fabián y San Sebastián de la segunda mitad del siglo XV.
La Capilla de los Lecina, de estilo barroco y del siglo XVII, alberga un espléndido Cristo románico del siglo XIII, de tamaño casi natural, representado muerto, de frágiles y estilizados miembros. Este Santo Cristo de Lecina, de talla de madera de pino, es representado con rostro sereno y tranquilo, el cuerpo delgado y alargado con los pies separados, y con cuatro clavos. Tiene 800 años como los capiteles del claustro. En la misma capilla hay unos azulejos de la fábrica de Talavera de la Reina en Toledo.
En los siglos XVII y XVIII la música ocupó un lugar importantísimo en las celebraciones y el órgano barroco, de madera de pino del año 1700, dio brillo y espectacularidad a la liturgia. En el siglo XVI el claustro se amplió con la construcción de un segundo piso. Hoy una de las estancias que en el pasado sirvieron de habitación para los canónigos, acoge algunas piezas sobresalientes que conforman el Museo de la Colegiata. En este museo se conservan diversas piezas litúrgicas, retablos, etc. En el archivo se guardan códices medievales y una gran colección de partituras de los siglos XVI a XVIII.
El recinto amurallado del siglo XI parece conservarse en la parte inferior de la torre campanario de la colegiata y tramos bajos, reducidos y poco claros, del largo y quebrado muro que protege el peñasco por el oeste, único flanco vulnerable del conjunto. La mayor parte de lo hoy visible data del siglo XVI. Muestra numerosas aspilleras con típica salida vertical estrecha y almenas con remate piramidal.
La Colegiata de Santa María fue declarada Monumento Histórico el día 3 de junio de 1931.
Entre los años 1988 y 2008 el Gobierno de Aragón ha promovido varias restauraciones cuyos trabajos han sido: restauración del claustro, restauración del interior de la colegiata, restauración de las capillas del Cristo de Lecina, de Santa Ana y de San Antonio, restauración del Retablo Mayor, de un retablo gótico sin identificar, del retablo de San Nicóstrato, del retablo de Santa Ana, y del retablo de Santa Quiteria. También se ha restaurado una colección de nueve óleos sobre cobre, la tabla de San Fabián y San Sebastián, la talla del Cristo románico de Lecina.
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La iglesia de Santa María fue consagrada el año 1099, en época del Abad Galindo, y dotada por el rey Pedro I de Aragón y Navarra. La parte norte del claustro data de esta época.
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