La villa de Alquézar contó en sus orígenes con tres puertas que daban acceso al interior del recinto urbano, pero de todas ellas sólo se conserva este bello portalón de estilo gótico. Mientras que en uno de sus extremos fue levantado un arco de medio punto, en el otro frente se optó por un arco apuntado y coronado por el escudo de la villa, formado por tres torres de un solo castillo que recuerda el origen militar de la localidad.
Bajo el paso cubierto se encuentra la portada de casa 'El Médico', en la que existe uno de los escudos más antiguos conservados en Alquézar, pues posee una moldura de traza gótica y carece de elementos decorativos. En él pueden verse las barras de Aragón, un león rampante (con la mano abierta y las garras tendidas en ademán de agarrar) y, curiosamente debajo, la concha o vieira junto al báculo de peregrino, como emblema de quienes habían realizado la peregrinación al sepulcro de Santiago en Compostela.
Dado que Alquézar fue durante varios siglos un importante centro comercial, se cobraba impuestos a los mercaderes que deseaban vender sus productos en la plaza porticada; para evitar su entrada durante la noche se cerraban todas las puertas que daban acceso al pueblo.
Los textos que mencionan sobre las tasas de mercados informan a los historiadores de los productos que se traían desde tierras alejadas, y de esta manera sabemos que se importaban manzanas de la Gascuña francesa. Y en una línea similar pueden citarse los aranceles aduaneros y los textos relacionados con los peajes que atestiguan de los productos que entraban y salían. Y con ello se obtienen los datos correspondientes a los productos de los que Alquézar se abastecía en el exterior, bien porque no se consiguieran aquí o porque fueran de una calidad muy superior a los de la producción local.
Textos y objetos han puesto en la pista a los investigadores respecto de los productos y corrientes comerciales de la edad media en el Altoaragón. Los tejidos fueron un elemento destacado, y las referencias documentales respecto a ellos son muy abundantes y tempranas. Es posible que llegaran hasta esta tierra, en tiempos del rey Sancho Ramírez, telas de muy diversas procedencias, por ejemplo de Brujas y de Constantinopla. Unas piezas a las que sólo se puede proponer un destino relacionado con las personas que tuvieran un poder adquisitivo muy elevado, puesto que su precio tenía que ser considerable, y en aquel Aragón sólo podía ser abonado por la monarquía, el alto clero y los miembros más destacados de la nobleza.
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La villa de Alquézar contó en sus orígenes con tres puertas que daban acceso al interior del recinto urbano, pero de todas ellas sólo se conserva este bello portalón de estilo gótico.
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